Travesía Vic - Girona

Finalizada la travesía ciclista Vic - Girona

Por lo desconocido de la misma, y por las horas que algunos "paletos" habían invertido en la misma, esta salida se había convertido en todo un reto. Pero, finalmente, podemos asegurar que ha sido más ligera de lo que creíamos (80 kms. en 6 horas netas). Y, de la misma forma, aseguramos que es mucho más hermosa de lo que esperábamos. El entorno nos dejó a todos (Juan Carlos Márquez, Albert, su hermano César, Juan Pedro y a José Luis) maravillados.

Esta es la crónica de una salida que nos ha dejado el mejor sabor de boca.

Llegábamos a Vic temprano: a las 7:30h, y nos recibía, como no podía ser de otra manera en la capital de l'Ausona, con unos 12 grados Cº.
Tras el cortado preceptivo, nos subíamos a la burra.






El primer tramo a cubrir no era largo, de Vic a Tavérnoles. Apenas 5 km.
Pero ni todo lo que cabe en mi cabezón; ni la intuición de Márquez; ni el GPS de Albert supieron dar con la ruta de un tal "Paleto" que descargamos de internet. El tío hacía justicia a su apodo.
De todas formas pudimos disfrutar de las primeras vistas de la bellísima Plana de Vic, con la Creu de Gurb al fondo.

En los alrededores de Sabassona, pasado Tavérnoles, los primeros rayos de sol nos adelantaban un pequeño anticipo de la belleza preparada a lo largo de la jornada.








El frío cedía, y nos permitía parar para esperarnos los unos a los otros. Aquí, dos de nuestros campeones tras coronar el punto más alto de la travesía.








Llegamos, por fin, al pie del Parador Nacional de Vic, en el extremo occidental del pantano de Sau. Aquí, los cuadros que se desplegaban a cada pedalada nos dejaban "bocabadats".








¿Exagerado? Clickad y contemplad. Y eso fue contínuo mientras circulábamos orilleando los dos pantanos que íbamos a cubrir: Sau y Susqueda.







Llegamos finalmente a la presa del pantano de Sau. Al frente Les Guilleríes, la sierra de Collsacabra, escondite del legendario bandolero Joan de Serrallonga. Sobre la cornisa, Tabertet, Rupit, etc...








El mejor marco para un pedazo de peña ciclista...











Otro rincón, antes de llegar a Susqueda...











Y llegamos al pantano de Susqueda.
Lo que sigue no es una postal. Se hizo con una cámara compacta muy sencilla. Sencillamente, impresionante... Haced click en ella.







Otra...














Un alto para una foto y para disfrutar del paisaje...











Y a la salida de una curva...












Juan Pedro, convaleciente de un accidente, demostró lo rápido que se recupera un atleta...













Y algunos estábamos encantados...












Los azules del agua compitiendo con los verdes de la vegetación... Precioso.
Y el silencio... un día claro, limpio, con una temperatura templada... ¡una pasada!








Márquez demostró, una vez más, por qué está entre los mejores...


Y llegamos a la presa de Susqueda...
No se aconseja asomarase si uno padece de vértigo.




















Un vídeo...

Antes de proseguir camino, repusimos fuerzas e intercambiamos impresiones...









Camino de la Cellera del Ter, las imágenes dan una idea de la relajada cadencia de pedaleo, y del magnífico entorno entorno...



Y, por fin, llegamos a nuestro destino de verdad. Aquello que hace que todo cobre sentido. Que tanto pedaleo no sea absurdo. ¿Girona? ¡Qué vaaaa! El restaurante.








Comimos, como se corresponde con nuestra fama... hasta reventar.
En el postre, nos recomendaron una "mariconada". No, no... ¡se llamaba así!: crema catalana, con chocolate y con nata por encima. Algo ligero para bajar todo lo que trasegamos...
La comida fue magnífica y muy bien de precio.




Solo resta decir que las 15:30 h. estábamos cogiendo el tren en la estación de Girona. ¡Casi ná!

Un consejo para los que no pudísteis acompañarnos: huntad bien a los que os pueden servir de guías. Un servidor, al menos, acepta sobornos. El espectáculo merece la pena.

Saludos.